Fondos globales invierten 21.000 millones en energías limpias, desafiando la política energética de EE. UU.
Pese a los intentos del Congreso estadounidense de eliminar créditos fiscales para proyectos de energía limpia y las amenazas del gobierno de Donald Trump de cancelar miles de millones en subvenciones, los inversores globales mantienen su fe en la transición energética. Dos grandes fondos internacionales anunciaron esta semana nuevas rondas de inversión por un total de 21.000 millones de dólares, una cifra que envía un mensaje claro: la descarbonización sigue siendo una apuesta rentable a largo plazo.
La tendencia demuestra que, más allá del ruido político, los mercados perciben la transición energética como una oportunidad tecnológica y económica estructural, no como una moda pasajera.
Brookfield lidera el impulso con un megafondo de 20.000 millones
El mayor movimiento provino de Brookfield Asset Management, que reveló la creación de su segundo fondo de transición energética con 20.000 millones de dólares recaudados.
El fondo ya ha desplegado 5.000 millones en proyectos de energía solar, eólica y almacenamiento en baterías, además de inversiones en empresas desarrolladoras de infraestructura verde.
Lo más notable no es el tamaño del fondo, sino su crecimiento del 33 % respecto al primero, lanzado en 2021, cuando las condiciones financieras eran mucho más favorables.
En un contexto de tasas de interés altas y mercados más cautos, lograr un fondo mayor sugiere que los inversores institucionales confían en el crecimiento a largo plazo del sector energético sostenible.
El capital riesgo se suma a la ola con EIP
En paralelo, Energy Impact Partners (EIP), uno de los fondos de capital riesgo más influyentes del ecosistema climático, anunció el cierre de su tercer fondo insignia con 1.360 millones de dólares en compromisos, un 40 % más que en su ronda anterior.
EIP invierte principalmente en startups que ya han demostrado viabilidad técnica y comercial, con rondas promedio de 26 millones de dólares según datos de PitchBook.
Entre sus inversiones recientes destacan GridBeyond, dedicada a la gestión de recursos energéticos distribuidos, y Quilt, fabricante de bombas de calor inteligentes para el hogar.
Estas apuestas reflejan el crecimiento del ecosistema de tecnología climática, que en los últimos cinco años ha visto una explosión de nuevos fundadores atraídos por la urgencia del cambio climático y el potencial de innovación en energía limpia, movilidad eléctrica y eficiencia energética.
Una década de inversión sostenida
Los flujos de capital no son una anomalía coyuntural. Desde 2014, fondos de pensiones, universidades y grandes instituciones financieras han comprometido casi un billón de dólares para acelerar la transición energética, según estimaciones de PitchBook.
Y aunque el capital riesgo global ha desacelerado, el segmento climático resiste mejor, representando el 3,8 % del total de inversiones de riesgo, casi el doble que en 2020.
Este desempeño contrasta con la incertidumbre regulatoria en EE. UU., donde las políticas del nuevo gobierno han provocado una revisión a la baja en las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE): se espera que el despliegue renovable estadounidense hasta 2030 sea un 45 % inferior a lo previsto hace un año.
El impulso global no se detiene
A nivel mundial, sin embargo, la AIE prevé que la capacidad renovable se duplique para 2030, liderada por China, India, la Unión Europea y África subsahariana.
Los analistas de DNV, firma noruega de certificación y análisis energético, estiman que las energías renovables aportarán el 65 % de la electricidad mundial para 2040, y casi la totalidad para 2060.
Aunque estas cifras aún no bastan para alcanzar cero emisiones netas en 2050, muestran un impulso estructural que trasciende los ciclos políticos.
Los expertos coinciden en que la innovación tecnológica —desde el almacenamiento avanzado hasta la inteligencia artificial aplicada a redes eléctricas— seguirá reduciendo costos y acelerando la adopción global.
Conclusión: el capital sigue apostando por un futuro limpio
El panorama energético global enfrenta turbulencias políticas, pero la dirección del flujo de capital es inequívoca.
Los 21.000 millones de dólares comprometidos en nuevos fondos confirman que los inversores ven la transición energética como un negocio de largo aliento y una transformación tecnológica irreversible.
Como señaló un analista de EIP, “las políticas pueden cambiar cada cuatro años, pero los fundamentos de la energía limpia están construidos para las próximas cuatro décadas”.
En un momento de incertidumbre, el dinero sigue apostando por el sol, el viento y la innovación.
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