China investiga a Nvidia por monopolio tras la compra de Mellanox
La batalla geopolítica por el control de los semiconductores sumó un nuevo capítulo. La Administración Estatal de Regulación del Mercado de China (SAMR) acusó a Nvidia de infringir la normativa antimonopolio del país, tras analizar la compra de Mellanox Technologies en 2020, una operación valorada en 7.000 millones de dólares.
El fallo, revelado inicialmente por Bloomberg, coloca nuevamente a la compañía estadounidense en el centro de la disputa tecnológica entre Washington y Pekín, justo en un momento en que los chips de inteligencia artificial se han convertido en un recurso estratégico para el poder económico y militar.
Nvidia bajo la lupa de Pekín
Según las autoridades chinas, la adquisición de Mellanox —firma clave en el desarrollo de redes de alto rendimiento para centros de datos— podría haber generado un escenario de concentración de mercado que limita la competencia. Aunque el regulador no ha anunciado sanciones inmediatas, advirtió que continuará investigando los efectos de la operación.
Desde Nvidia, un portavoz respondió con firmeza: “Cumplimos con la ley en todos los aspectos y seguiremos cooperando con las agencias gubernamentales en sus evaluaciones”.
Chips, geopolítica y comercio global
El caso no ocurre en un vacío. Los semiconductores se han convertido en un punto neurálgico de fricción entre Estados Unidos y China. A pesar de que las negociaciones arancelarias entre ambos países —actualmente en Madrid— no se centran exclusivamente en la industria tecnológica, el acceso de Pekín a los chips más avanzados de Nvidia sigue siendo uno de los principales puntos de discordia.
En los últimos años, Washington ha endurecido las restricciones a la exportación de procesadores de IA hacia países considerados adversarios estratégicos. La administración Biden impulsó a principios de 2024 la llamada Norma de Difusión de IA, diseñada para limitar el acceso de China a estas tecnologías. Aunque la medida fue derogada formalmente en mayo, la incertidumbre persiste.
Previo a ello, bajo la administración Trump, se impusieron licencias obligatorias para la venta de chips a China, que luego se flexibilizaron. Sin embargo, un nuevo acuerdo obligó a las compañías estadounidenses a pagar una comisión del 15 % de sus ingresos por exportaciones de semiconductores a territorio chino, medida que afectó directamente a Nvidia.
Un futuro incierto para el mercado de chips
China, por su parte, ha redoblado esfuerzos para reducir su dependencia tecnológica de Estados Unidos. Según sus recientes informes económicos, el país ha limitado activamente la adquisición de procesadores Nvidia, dificultando que estos superen los estrictos filtros de exportación.
La disputa refleja que la carrera por los chips de inteligencia artificial no es solo un asunto empresarial, sino un pulso geopolítico de gran alcance. Mientras Nvidia se defiende de acusaciones antimonopolio, el desenlace de esta confrontación marcará el rumbo de la innovación tecnológica global y determinará qué país liderará la próxima era de la inteligencia artificial.




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